El centenario del surrealismo nos invita a revisar de manera no historicista la propia definición de realidad que en 1924 exigía una noción ampliada o problematizada de sus confines debido el rol protagónico de la tecnología en la vida (y la guerra) y las aspiraciones de cambio colectivas que proponían la búsqueda de un nuevo espectro político. Los miembros del grupo fundador surrealista, algunos refugiados en México y en el Cono Sur, buscaban renovar la cultura en ruinas después de la catástrofe política y económica ocasionada por la Gran Guerra europea y las terribles secuelas demográficas que dejó la gripe española, así como la aparición del fascismo. Estas condiciones parecieran resonar como sirenas de alarma en el presente. Recuperar al cadáver exquisito como idea de creación lúdica e invención surrealista resulta particularmente productiva para pensar en relación con el debate contemporáneo sobre la Inteligencia Artificial (AI). Hoy, la inteligencia artificial muestra realidades transmutadas y crea un imaginario que trastoca la idea del mundo, como lo imaginó el surrealismo, alterando los procesos y cambiando la percepción y la experiencia humanas.
Esta exhibición colectiva además de rescatar la vieja práctica del cadáver exquisito surrealista recurre al archivo como enfermedad sin aspiración de curación y al arte como espacio de ensoñación, vigilia y acción. Asimismo, estimula interrogantes de manera no literal sobre la conjunción entre las redes neuronales, los juegos de computación y los modelos lingüísticos presentes en la IA, para adquirir una dimensión productiva al contrastarlos con la aspiración de crear una nueva realidad desdoblada por el sentido lúdico ante la necesidad de explorar la materia de los sueños y la psique humana. ¿Juegan las máquinas igual que los humanos? ¿Pueden sentir o soñar como en la ciencia ficción? O dicho en palabras del creador de ChatGPT inteligencia artificial Sam Altman, ¿son, [estas máquinas], una herramienta o una criatura?
Curada por Gabriela Rangel y curadora invitada Verónica Rossi.
Karina Aguilera Skvirsky
Ingapirca: Piedra #8, 2019
Impresiones de inyección de tinta de archivo plegadas y encoladas cortadas a mano
43 x 56 cm (17 x 22 in) Unframed
45 x 58.4 cm (17.9 x 23 in) Framed
Edition of 3 + 2 AP
Leonora Carrington
White people, 2005
Acrílico sobre lienzo
111.5 x 81 cm
44 x 32 in
Marcelo Cidade
Sur Realismo del Sur, 2023
Dibujo hecho con sello
Variable dimensions
Gunther Gerzso
La Ciudad y el Sol, 1957
Óleo sobre lienzo
54.5 x 73 cm
21 1/2 x 28 3/4 in
José Horna
La Cuna, 1949
Colaboración con Leonora Carrington
Madera tallada, cuerdas y tela
100 x 130 x 66 cm
39 1/4 x 51 1/4 x 26 in
Kati Horna
Serie: Hitler-Ei, 1936
Colaboración con Wolfgang Bürger
Impresión en gelatina de plata
17 x 11.8 cm
6 3/4 x 4 3/4 in
Magali Lara
Bajo los párpados (III), 2024
Lápiz y pastel sobre papel
38.5 x 56.5 cm
15 1/4 x 22 1/4 in
Francisco Muñoz
Piedras aparentes Vol. 1, 2017
Impresión al carbón sobre papel de algodón
55.3 x 45 cm
21 3/4 x 17 3/4 in
Edición 1 de 3 + AP
Diego Pérez
Dédalo en marmol, 2023
Marmol
42.7 x 36.6 x 31.2 cm
16 3/4 x 14 1/2 x 12 1/4 in
Alice Rahon
El trío, S/F
Óleo sobre lienzo
37.5 x 27.3 cm
14 3/4 x 10 3/4 in
Xul Solar
Cuatro man sierpes. Catalogue Raisonné #768, p. 330, 1935
Lápiz de color sobre papel, montado sobre cartón
16.8 x 22.2 cm
6 1/2 x 8 3/4 in
Oswaldo Vigas
Vaquita, 1950
Encáustica sobre papel pegado sobre masonita
30 x 48 cm
11 3/4 x 19 in